Llegamos y pagamos la reserva, parecía todo normal, cuando volvímos a dormir no podíamos por un ruido que ni siquiera el recepcionista sabía de dónde venia, nos cambiaron de habitación, un poco más pequeña, pero en calidad y decoración mucho mejor, tuvimos que pedir a la segunda noche una cama supletoria, pero ya en esa habitación decían que no cabía, y nos pidieron cambiar de habitacion, pagándola completa, y dejar la otra sin ni siquiera intentar mirar el espacio para meter la supletoria, al final la muchacha de la limpieza lo intento y efectivamente había espacio, pero ya era tarde nuestro enfado nos hizo abandonar el hotel, ya que no merecía la pena, por la de pegas que pusieron, sobre todo la muchacha que estaba en recepción esa tarde, por lo demás aceptable y la muchacha de la limpieza muy muy agradable