Es un hotel divino, con detalles muy cuidados en cuanto a la estética. El personal muy amable y accesible a ayudarnos con todas las dudas respecto a Cabo Frío. El desayuno es espectacular, productos frescos y ricos. Todos los días había una torta distinta, bien variado para todos los gustos. También cenamos en el hotel, los precios me parecieron acordes a la calidad, comimos dos ensaladas y fueron muy abundantes. La ubicación, si bien está lejos del centro comercial de Cabo Frío, me pareció muy buena, porque está en un barrio muy pintoresco y listo para caminar, además esta a una cuadra de la plaza de Passagem donde hay muchos restaurant y bares. Estábamos sin auto así que fuimos caminando para todos lados y nos pareció muy seguro! Lo super recomiendo