El sitio está muy bien ubicado (a 5 minutos andado del Vaticano y tiene paradas de bus cerca), está muy limpio, cama muy cómoda y personal muy simpático. Lo que pasa es que no es un hotel como nos imaginábamos, es como un hostal donde no hay recepción 24 horas, por las noches no hay nadie, entras con tu llave y ya está. Está entrando en el portal de un edificio, es como una casa con un pasillo y a los lados están las habitaciones. Tampoco tiene bar con desayunos, tiene una cafetera y una tostadora al lado de la recepción y nada más, pero sí que te ofrecen el servicio de prepararte el desayuno y llevártelo a la habitación si lo reservas la noche antes. Aparte, las paredes son muy finas, y se oyen ruidos de los vecinos de las habitaciones de al lado. Así que si buscas las comodidades de un hotel este no las tiene, pero por lo demás está muy bien. Si no te importa lo de la recepción y demás, es un sitio muy recomendable.