Me encantó el hotel en el sentido de que su tema está centrado en todo lo que tiene que ver con el mar y los barcos. Cuidan todos los detalles y realmente tienes la sensación de estar en un barco. Me gustó mucho que ofrecen distintas actividades y muchos rincones para explorar y encontrar cosas interesantes dentro del hotel, definitivamente lindo para ir con niños. Lo que no me gustó: Si eres extranjero y no sabes es hebreo, en recepción es poco lo que pueden ayudarte, pues parece que no están preparados para atender huéspedes que no hablen hebreo. Tuvimos suerte de que había una chica nueva, Ana, que es española y nos atendió de maravilla, eso salvó la situación. Si no escogen pagar los alimentos, busquen comer fuera, ya que comer en el hotel es demasiado caro! Lo bueno es que hay supermercados a la par y las habitaciones cuentan con un horno microondas o kitchenette, donde pueden preparar comidas sencillas. También hay muchos restaurantes de todo tipo y precio para escoger en los alrededores. Las habitaciones son pequeñas, si vas con tus hijos sólo tienen una cama matrimonial y un sofá camá donde pueden dormir un máximo de 4 personas, relativamente cómodas. En el área en que nos quedamos, que tenía ventanas hacia la calle, era terriblemente ruidoso por las noches, debido a música con volumen alto y otros sonidos que se escuchan fuerte en la noche, incluyendo el aeropuerto que está muy cerca. Tal vez en ótras áreas del hotel no haya tanto ruido en la noche.