La situación es excelente, a unos pasos de la playa donde facilitaban tumbonas sin coste y a unos diez minutos andando de la ciudadela. Cogimos una habitación con vistas al mar, un poco más cara pero valía la pena, las vistas desde el balcón de la ciudadela eran geniales. La amabilidad del personal estupenda y teníamos una cesta de frutas en la habitación.
Lo único negativo eran las almohadas, demasiado bajas, por lo demás estupendo.