Es un hotel ubicado cerca de la estación Porta Nuova, si bien se puede caminar desde ella, el trayecto no es tan corto. En sus alrededores no hay mucho que hacer, es una zona más bien antigua y abandonada.
Se puede tomar en la avenida del hotel el tranvía que lleva al centro, aunque es un poco difícil conseguir el boleto (lo venden en una tabaquería a dos cuadras).
El personal fue muy amable, nos dieron indicaciones sobre atracciones turísticas. El desayuno estuvo bien, con una variedad suficiente.
La habitación estuvo cómoda. El único problema es que olía como si hubieran fumado anteriormente. Y en la reserva decía para no fumadores. Tuvimos que abrir las ventanas todo el tiempo, por suerte el clima estaba agradable. El baño amplio, aunque la ducha pequeña.