Quiero destacar a su dueña, Lise.
Es una gran mujer, atenta, servicial, generosa, trabajadora, honrada. Nos ha tratado como nunca ningún servicio lo hubo hecho.
El lugar es un paraíso en medio de una isla increíble. Tienes todas las comodidades. Además, la cama es tipo colonial con sus cortinas...
Si pruebas las comidas que prepara, quedarás fascinado. Allí, su especialidad es el pescado; no habrás probado nunca algo parecido.
Como detalle extra: nos preparo una cena la ultima noche con velas, candelabros por todo el jardín, pétalos, corales, vino... Increíble.
Nosotros vamos a volver si o si.
Gracias Lise por todo. Nunca cambiéis.
Rosa y Borja