Me encantó la situación del hotel, justo al lado del Duomo, y las vistas desde la azotea, que son inmejorables. El personal es muy amable, el hotel está muy limpio, el desayuno es correcto y tiene también unas vistas preciosas al Duomo desde la ventana. Mi habitación al ser individual no era grande, pero la cama era muy cómoda. El baño es algo antiguo, pero funcional. Volvería sin duda.