Hotel sencillo, se trata de una antigua casa con encanto. La ubicación es buena, no está en el centro, pero se puede llegar en autobús o bien andando en unos 20 minutos. Dispone de parking.
Le falta mantenimiento, la mampara de la ducha parece que se va a caer. Proporcionan únicamente una toalla, tamaño lavabo, para toda la estancia. Éramos tres y solo nos dejaron 2 toallas pequeñas. Pedimos una más, pero no nos la proporcionaron. No hay servicio de limpieza de habitación.
Desayuno sencillo pero correcto.
La chica rubia del hotel es encantadora y buena profesional, pero su compañera es pasta y poco competente.
Cuidando un poco más los detalles podría ser un gran alojamiento.