Lo mejor del Majestic, quizá, sea su ubicación. Muy céntrico y de fácil acceso, sea en auto o en transporte público. Considerando precio/beneficio, resultó muy buena opción. El hotel es viejo, es eso. Las instalaciones (el edificio, sus escaleras, elevador), por tanto, han dado mucho servicio. El cuarto, pequeño, pero cómodo. Climatizador adapatado a la ventana, lo cual lo hace impráctico. Pero, vaya, hay clima artificial,que es indispensable. El personal, amable y servicial. Poco personal, casi no se percibe su presencia. El bar es una maravilla y tiene movimiento. Ahmed, el cantinero, hace un Martini extraordinario y es de plática amena. La barra cierra temprano (pero eso es algo de San Francisco en general). El restaurante cumple un buen estándar y hay muchísimas opciones de comida muy cercanas. El check-in/out muy ágil. Sin duda, volvería.