Es el hotel más bonito en el que he estado en mi vida. Elegancia, estilo y ecologismo. El hotel supera las fotos, las habitaciones son enormes y cómodas y todo super limpio. La piscina grande con zona de hamacas cubiertas y descubiertas, primera línea de playa. Te ceden toallas de playa y piscina sin ningún pago.
Me encantó que la gente en general anda descalza por todo el hotel pues los suelos están preparados para eso. Hay unas chicas de la limpieza que cada poco barren los restos de arena. También es un hotel petfriendly, el perro y los gatos del hotel son un amor.
El staff es super amable e intentan ayudarte en todo. En especial, Laura (la directora, creemos) que nos dejó utilensilios para que pudieramos preparanos un desayuno de fruta a las 5 de la mañana) y quedarnos en el hotel después de hacer el chek out e incluso ducharnos antes de marcharnos.
Y el desayuno? Eso es una maravilla. En primer lugar, porque no tiene horario, como ella dice: estás de vacaciones, no deberías tener que madrugar o organizarte en torno al desayuno, simplemente cuando te apetezca. Hay una lista de platos y si quieres puedes pedirlos todos (no lo hagáis, es una locura), pero tenéis que pedir la toast (un sandwich con queso, tomate y cebolla caramelizada -si quieres con pilipili, pero tiene que gustarte el picante-) y Sashuksa (o algo así, pisto con huevo). Si te gusta el porridge, también es genial. En realidad todo está rico.
Volveremos sin duda!! Gracias!!