Es un hotel grande, netamente funcional, con piezas espaciosas, buenas camas, todo limpio y que brinda un excelente desayuno, que además pudimos disfrutar en la terraza, lo que fue muy agradable. Sin embargo, queda en la periferia de Génova, en un lugar que da la sensación de estar “en medio de la nada”; para ir al centro histórico hay que recorrer como 25 minutos o media hora en auto por autopistas, desde las cuales no se ve nada. Yo diría que es adecuado para personas que solo quieren alojar y que no tienen interés por entrar a la ciudad ni sentirse en ella. Nosotros queríamos justo lo contrario.