La ubicación del hotel es de terror. Se accede en auto por una sola mano durante no menos de 500 metros entre pared y precipicio (a los últimos 100 metros hubo que hacerlos con los espejos del auto rebatidos). De noche, con poca iluminación y sin conocer el camino, para el infarto! De más está decir que si un automóvil venía en sentido contrario no tengo idea de cómo hubiésemos salido del paso.
Cero mantenimiento: tomamos dos habitaciones y en todos los controles remotos del TV y del A/A hubo que cambiar baterías (revela la falta de atención). Tanto del frigo como del A/A, ni bien lo encendimos, comenzaron a salir las hormigas para todos lados jaja. Buena idea la de reformar una pequeño castillo en ruinas, aunque no fueron bendecidos por la ubicación. El fotógrafo que tomó las fotos del hotel es un genio, al igual que la recepcionista y el cocinero que hicieron lo que pudieron. Buen desayuno y desayunador. Solo para aventureros que anden con mochila al hombro salvo que sean muy buenos conductores de automóviles. Baño normal, dormitorio regular, linda sala de estar. El precio es acomodado por lo que cuesta en la zona.