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Una experiencia única y maravillosa. Alojarte en un palacete con una gran historia y una decoración propia del lugar. El personal muy amable, especialmente Imma, que nos dio un trato exquisito. Llegamos sobre las 11 de la noche y nos preparó algo de comer y una botella de Prosseco, además de darnos todo tipo de ideas y sugerencias. Un encanto




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Viaje de 2 noches