Una experiencia no recomendable, la habitación fatal, ni mini bar, ni tele, la ducha se inundaba y resulta que era por la suciedad que había acumulada, imposible dormir porque se escuchaba TODO y entraba luz por todos los sitios... Pedimos balcón para poder ver las perseidas, nos contestaron que harían lo posible pero para nuestra sorpresa nos dieron una habitación con un ventanuco enano. Salimos a intentar verlas por la finca y tubimos que irnos corriendo ya que estaba lleno de cabras y un perro salvaje que no paró de ladrar en toda la noche... La piscina en pleno agosto llena de bichos y con el fondo que daba grima, no había tumbonas y tampoco nos ofrecieron toalla de piscina. El desayuno tardísimo a las 9 y 30 cuando se anuncia a las 8 y 30 en la página...una cosa es ir a un pazo y otra a la casa de la pradera y pagando... Lo único agradable la chica de recepción que se preocupó en todo momento por hacer nuestra estancia un poco más agradable, nos dejó hielo para nuestra neverita y se preocupó por nuestro descanso, gracias por eso.