El lugar es muy tranquilo, está muy cerca de restaurantes y puedes desayunar y cenar fácilmente en sus alrededores. La alberca es muy bajita así que no tiene problemas para estar los niños pequeños. Estuvimos 4 noches y todo fue excelente, un plus es que si vienes con familia grande puedes preparar de comer en la cocina comunitaria y guardar tus víveres en el refrigerador. Se agradece que los encargados siempre están al pendiente de ti para apoyarte en lo que necesites. Es un gran lugar para estar tranquilo pues al ser hotel boutique no debes hacer mucho ruido y los demás huéspedes también entienden que la atmósfera debe ser callada. Nuestra estancia fue muy agradable, no tenemos ninguna queja, en mi próximo viaje a la ciudad me volvería a quedar aquí, porque la iglesia de san Román es un punto excelente de referencia para regresar en taxi desde cualquier punto de la ciudad, los taxistas siempre entienden dónde está el hotel aunque ellos no lo conozcan como hotel sino como hostal. El lugar es como estar en tu propia casa, cuidando el ambiente familiar y teniendo todo a la mano, incluso el transporte (taxi). No tengo fotos del lugar pero más fotos de la publicidad coinciden mucho