Nos sentimos muy extraños, no hay simpatía en el personal, no hablan Español, ubicación en medio de invernaderos sin una triste vista. El precio desorbitado y nada de servicios anunciados, falta personal, comedor pésimo y carísimo, desayuno repetitivo y malísimo, cafetera siempre rota y bollería mala. Los fines de semana organizan fiestas ajenas a clientes, música alta, sin previo aviso y perjudicial para el sueño. La zona deshabitada, sin servicios ni transporte, entorno muy sucio y poco recomendable. La habitación ni un tendedero, solo ducha y minúsculo lavabo, con todo espacio de habitación! No merecen ni el más mínimo respeto, así nos hemos sentido. Único plus la piscina, sin socorrista ni servicio de bar. UN ABURRIMIENTO DE LUGAR EN TIERRA DE NADIE. Sin coche fatal.