La ubicación estupenda, al lado de la Estación Victoria, con un supermercado al lado. Pero la limpieza del apartamento horrorosa, además que está muy dejado, lámparas viejas y oxidadas, cuadros apoyados en la pared sin colgar, cojines de los sofás rotos, los cuartos de baños totalmente antiguos, no ponen toallas de lavabo, las moquetas de las habitaciones muy sucias, y la entrada que también tenía moqueta mejor no hablar, llena de suciedad y de colillas. Las escaleras para acceder al salón y a las habitaciones no podían tener más polvo. Las habitaciones, que no tenían persianas, como en casi todas las viviendas de Londres, tenían unas cortinas viejas, que no ocultaban la claridad, por lo que a las 6 de la mañana entraba toda la luz en la habitación.
Lo único bueno la ubicación, y el café portugués que había enfrente, en el que tomabas un café estupendo (cosa difícil en Londres).